La denominada Demencia de Alzheimer es un proceso patológico neurodegenerativo, es decir, un deterioro global y progresivo de las funciones intelectuales y la personalidad que se produce por la pérdida irreparable de las células de la corteza cerebral y los centros de memoria.
El proceso es lento, pero conduce a la pérdida marcada e irreversible de las funciones cognitivas generando un alto nivel de dependencia.
El número de enfermos de Alzheimer que hay en España, unos 400.000, representan el 6% de la población española mayor de 65 años y el 20% de los que ya ha cumplido los 80.
Sin embargo, estas cifras no cuantifican la realidad del Alzheimer. Detrás de cada uno de éstos pacientes que han perdido su identidad y su capacidad para valerse por sí mismos, existe una familia cuidadora que sufre tanto o más que el propio enfermo las consecuencias de esta patología. Entre el 60 y el 80 por ciento de los enfermos es atendido directamente por sus hijos o su cónyuge y también a ellos se deben dirigir las actuaciones. Por eso, este año se da especial significado a la importancia del cuidador en el proceso que padece el enfermo, a ellos se les debe prestar todo el apoyo y reconocimiento que se merecen.